Originalidad, congruencia y honestidad
Hablar de la técnica del payaso (o clown) puede ser difícil (y herir ciertas susceptibilidades de egos de algunos). Algunos le dicen Clown, pensando que el decirlo en inglés les otorga alguna condición de estatus, o que son más elegantes. No estoy en contra de ningún término, cada quien usa lo que necesita y sus razones tendrá. Lo menciono porque creo que es importante ya que esto ha permeado el gremio, o los diferentes gremios, en México.
Por un lado, existe el gremio de los payasos de circo; clásicos, tradicionales, variados en su forma de vestirse, actuar o hablar. Desarrollan una técnica que tiene que ver más con el manejo del público en un escenario 360°, y que está históricamente dictado por los payasos europeos de los últimos siglos. Las entradas, rutinas, reprises, etc., son antiguas, seguras y están dictadas por el mismo circo donde trabajan, y, por lo menos en México, son las mismas entradas que se usan en todos los circos; llevamos décadas viendo las mismas entradas – la del borracho que baila y canta, las entradas musicales con “juguito de piña”, “bésame mucho”, “cerezo rosa”, etc.. La variedad de esas entradas, o el repertorio, depende ya del mismo payaso, y muchas veces cada payaso desarrolla su o sus entradas insignia, con las que mejor se desenvuelve, o que le salen mejor. Esto no quiere decir que absolutamente todos sean lo mismo, simplemente me refiero a ellas como entradas que no son tan difíciles de encontrar o ver por su popularidad y por lo bien que funcionan.
Por otro lado, existe el gremio de los payaso que laboramos fuera de la carpa; de fiesta, de eventos, o mis favoritos, los de producciones y proyectos independientes. En otras palabras, los payasitos que vivimos al día. Los menciono todos juntos porque, a mi parecer, es donde podemos encontrar una gran variedad de entradas, de propuestas, de originalidad. El payaso se desarrolla como uno quiere y no como parte de un negocio tradicional que ya sabe que necesita para que funcione (en el sentido performático). Los payasos de calle, de fiestas, los que se preocupan por crear contenido nuevo, original y auténtico, creo yo, se atreven a proponer cosas “nuevas”; y lo pongo entre comillas porque eso de inventar es sumamente difícil, creer que uno ha creado algo desde 0 es simplemente ego; pero eso será tema de otro escrito.
Y es aquí donde creo que muchos fracasan, o se quedan en la búsqueda por mucho tiempo. No hay trascendencia de su trabajo escénico, no hay fuerza ni consistencia, o simplemente son anticuados y no corresponden a una época que exige ir con las tendencias de la comedia (igual, otro tema para otra ocasión). Payasos consolidados y reconocidos por su trayectoria, por repetir las mismas entradas de hace 40 años, sin variación alguna, se vuelven reiterativos y anticuados. Genéricos…
Aclaro que esto no se trata de criticar a nadie ni de decir qué algo o alguien es mejor o peor. Más bien sitúo este pensamiento para poder hacer la reflexión sobre lo escrito en el título; ¿los payasos que se producen en México son producto de una industria o de su propia búsqueda de identidad?
Independientemente de lo que sea, creo en la importancia de la consciencia del trabajo escénico del payaso. No es para todos. Pero si quieres que sea para ti, o si estas en la búsqueda de hacer algo como payaso, inventar algo nuevo no es la solución. La comedia es algo demasiado complejo, y de lo que espero algún día compartir mi opinión, y me parece muy egocentrista que alguien se atribuya que un chiste, gag, o entrada es suya… ajá… como si mas de 2000 años de comedia, como necesidad humana, no haya dado pie a que lo que se presenta se super único y original.
Creo que es mejor que la búsqueda del propio trabajo escénico y de payaso sea original, congruente y honesto, desde la perspectiva del personaje. No es qué haces, sino cómo lo haces. Lo que mencionaba antes sobre cómo encontramos las mismas entradas en los circos, o las mismas rutinas con los payasos, muchas veces, lo chido es ver como cada payaso lo interpreta, lo presenta y lo comparte con el público. A eso se refiere la originalidad. Honesto es porque no es necesario fingir, los payasos por lo general no actuamos; somos (salvo los payasos de teatro, esos si actúan). Y congruente, lo más perro y difícil, se refiere a que esa originalidad y honestidad se vean reflejadas en todos los aspectos que determinan el personaje, el payaso, el trabajo escénico, y muchas veces, el ser y existir fuera de la escena. Este último punto sobre la congruencia es el más abstracto, y sólo se verá efectivo con el desarrollo del tiempo, del trabajo y de tu propio éxito como payaso, porque no podrás engañarte a ti mismo…
El desarrollo escénico de un payaso, muchas veces se ve afectado por estos factores, a veces buscamos desarrollar nuestra propia identidad y buscamos compartir nuestra forma de hacer comedia, o de transmitir emociones a través de nuestras “creaciones” (o aberraciones) escénicas, pero muchas veces está determinado por lo que funciona y lo que me va a dejar más. Lo mejor, creo yo, es encontrar el punto medio, en el que puedas ser original, congruente y honesto, y que al mismo tiempo esto te reditúe. Preocúpate por ofrecer experiencias que valgan la pena y no ser uno más del montón.
No nos vamos a pelear con el arte pero el presupuesto manda
Ahora bien, debemos de tener bien claro que el trabajo escénico requiere sí o sí de una planeación y de ensayos. Esto se traduce en tiempo y recursos. Si no tenemos consciencia de esto, lo único que va a pasar es que vamos a batallar. A menos de que gocemos de recursos ilimitados, el no planear y ensayar apegado a nuestros recursos es un tiro en el pie. Podremos tener la mejor idea del mundo, o el concepto más artístico y poético del universo, pero si el presupuesto no nos lo permite, pues mejor no lo hagamos, porque solo habrá dificultades.
La experiencia de producir espectáculos, de payaso, de circo, de lo que sea, debe de ser una experiencia chingona, poca madre, donde todos los participantes se la pasen bien; desde los artistas y ejecutantes, como los técnicos, directivos e inversionistas. El trabajo, esfuerzo y recursos de todos están en juego, y creer que uno tiene la capacidad de pasar por encima de ellos, solo es una actitud que traerá problemas. Me ha tocado ver, en congresos de payasos y encuentros del gremio, que hasta se insultan y hay relaciones violentas por querer decir que lo que uno u otro hace es mejor. No hay necesidad. No importa si hacemos fiestas infantiles, calle, teatros, circos o lo que sea, el trabajo de producción debe de ser un trabajo noble, neutral, apasionado y honesto. El arte es para todos, pero siempre hay que tener la claridad del uso y disposición de recursos, tanto económicos como humanos y técnicos. Planear, presupuestar, ensayar, preparar, prever y ejecutar son parte de todas las fases de la producción, no importa si eres el payaso del show o el Monsieur inversionista.
La misma naturaleza de la industria del entretenimiento lo dicta. El entretenimiento, por naturaleza, busca ser agradable, integrativo, dirigido, y en el caso del payaso, íntimo; y eso no se podrá lograr si desde los mismos procesos de producción, financiamiento y realización hay mala onda y actitudes nocivas, irreales, o expectativas fuera de lo que tu público requiere o demanda. Recordemos que vivimos en un mundo dictado por el capital y el mercado.
Y solo como dato adicional y tip que me ha funcionado ya por varios años: la mitad de tus recursos deben de ser usados para la difusión de tu trabajo.
Observa, mejora y corrige
Ya para terminar, el trabajo del artista, y en este caso del payaso, no acaba nunca. La comedia se tiene que actualizar; lo que antes daba risa, ahora tal vez no tanto, los trucos que antes funcionaban, tal vez ahora no tanto; la música que se usa en los shows, a la mejor y ya no es la adecuada. El trabajo del payaso implica estar en constante renovación. Los chistes que antes eran admitidos, seguramente ahora ya no. Incluso desde el lado legal y público, ya no es tan fácil publicar imágenes con niñxs, el respeto a la mujer y la eliminación de los factores machistas que determinaban la comedia deben de ser considerados, modificados y usados a discreción. El trabajo del payaso debe de ser para todos, el payaso es payaso aquí en México y en China; es un símbolo universal. El payaso tiene un poder que nadie más tiene, y es el poder de hacer lo que se le de la gana; pero esto no implica que debas hacerlo. Mejor observa que funciona, mejora lo que te guste de tu propio trabajo o lo que le gusta a tu público, y corrige lo que haga sentir mal/incómodo al público y a ti mismx.
Es un ciclo que no acaba hasta que uno lo decide.